Guía del músico

Eres músico, ¿verdad? Un cantautor o un miembro de una banda. Compones música. A medida que el contenido se va acumulando, te das cuenta de que ha llegado el momento de lanzar un single, un EP o un álbum completo. Lo estás haciendo bien y vas por el buen camino. Hacer música es un proceso creativo, pero hay que seguir algunas pautas. Para escribir buenas canciones, debes estar familiarizado con la armonía, la composición y la orquestación, además de saber interpretar y cantar. Puedes escribir música sin saber esto, pero no obtendrás muy buenos resultados. Estas habilidades son la base de la buena música.

Necesitarás un productor.

El papel de un productor es diferente: convierte tu música en un producto. Un productor es esencialmente un gestor musical que considera que tu álbum es una propuesta financiera. Es fundamental darse cuenta de que el objetivo no es hacer que tus canciones suenen lo más "comerciales" posible para obtener un beneficio económico (aunque es posible). Al principio o antes de grabar un álbum, un productor está ahí para aportar una "visión externa" que evalúe, valore y resuelva los puntos débiles. Llegar a un acuerdo con los músicos sobre el concepto del álbum, o "núcleo", y demostrarles la visión y dirección del producto final. Controlar la ejecución del concepto y obtener un resultado claro. ¿Dónde hay que buscar un productor decente y a quién hay que contratar (y a quién no)? A menudo, el productor es el propio músico, el director del grupo o un ingeniero de sonido que conoce, al que se le concede un control creativo total sobre el sonido. ¿Por qué todos estos métodos son ineficaces? Analiza a fondo los siguientes escenarios:

Cómo escribir una buena canción

El músico es también el productor.

Ya tiene una idea de la canción terminada en su cabeza cuando está escribiendo una canción. Sin embargo, como tiene mucha imaginación (al fin y al cabo, escribe canciones), esta imagen siempre es mejor de lo que es. Hay muchos otros instrumentos en tu cabeza de los que aún no eres consciente. Los músicos de tus pensamientos están dando un concierto impecable. Todo esto puede complementarse con una película o una experiencia emocional a la que sólo tú tienes acceso. Sin embargo, esos momentos no pueden repetirse en su totalidad una vez que empiezas a encarnar la obra y a grabarla para que otros la escuchen. No obstante, por inercia, tu cerebro compara lo que has grabado con lo que escuchas en tu cabeza, a menudo con mejoras. Muchos músicos tienen el cerebro tan lavado por su propio material que pasan por alto los fallos evidentes que son sencillos de arreglar. Sin embargo, necesitarás una persona ajena a la banda -un productor- que los escuche, los capte y los limpie.

El director de la banda es también el productor.

Un ejemplo común con fallos comparables. A pesar de que el director no es un músico en activo y puede afirmar que "ve desde fuera", es alguien que pasa mucho tiempo con la banda, está igual de "ahogado" por el contenido y puede pasar por alto con la misma facilidad los pequeños errores. Además, el director de la banda es responsable de las dificultades organizativas y financieras y carece de los conocimientos especializados necesarios para elaborar un producto musical competente.

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Ingeniero de sonido y productor

Otro escenario común con ventajas e inconvenientes. Un productor de sonido tiene una ventaja innegable, ya que conoce el sonido, cómo debe sonar y todos los matices de la producción musical. En cambio, la principal tarea de un ingeniero de sonido es la grabación, que es la parte técnica. Los músicos afirman que los ingenieros de sonido les "sobrecargan" con jerga y son incapaces de transmitir lo que se necesita a lo largo del proceso de grabación en un inglés sencillo. Es difícil entender lo que se dice si no se entienden los términos técnicos. Un ingeniero de sonido puede ver claramente lo que está mal, pero no será capaz de transmitirlo a los músicos en términos sencillos. Un productor, en cambio, puede comprender lo que quiere el ingeniero de sonido y cómo comunicar esa información al artista. Así, el músico acierta a la primera. Bien, adelante, vuelve a hacerlo.

Una pregunta frecuente es si un productor debe o no ser fan de un género musical concreto. ¿Un grupo que toca folk-rock, por ejemplo, debe buscar un productor al que le guste la música folk y tenga experiencia en trabajar con músicos similares? No, no es así. El papel del productor es guiar a los músicos por el camino adecuado, no influir en el estilo. Rick Rubin ha producido discos de los Beastie Boys, Run DMC, System of a Down, Slipknot, Red Hot Chili Peppers y las Dixie Chicks, entre otros. Y cada uno de los artistas ofreció una actuación fantástica.

En resumen, si quieres hacer un disco realmente bueno, contrata a un productor. Ese individuo mejorará tu disco y lo llevará al siguiente nivel. ¿No está seguro de por dónde empezar su búsqueda? Podemos recomendarle productores cualificados si se pone en contacto con nosotros en The Tower Studios.